viernes, 10 de octubre de 2008





Pensé que las cosas se podían arreglar, que no necesitaba nada más si te tenía, pero me volví a equivocar. ¿Por qué nunca puede tener final feliz algo de todo de lo que me pasa? Ya cambié, ya pensé, ya me sincerizé, ya reaccioné, ya me descargué, ya perdoné, ya me enojé, ya me jugué, ya lloré, ya amé y ahora empiezo a odiar. Que mala esa costumbre de pasar del amor al odio, ¿por qué me es tan difícil odiar y pasar a amar tan repentinamente como me pasa al revés? Yo no entiendo nada de lo que me pasa, trato de buscarle aunque sea un mínimo de coherencia, causalidad, algo, y nada, nunca encuentro nada. Es tanto lo que doy por algo, es demasiado lo que me juego en cosas que los demás creen pelotudeses, pero a mi me cuesta tanto entregarme, y cuando lo hago no recibo nada, me quedo sola al intemperie de toda esa mezcla de sensaciones, soy un producto más de la casual utilización. Puedo pasar de estar tan feliz, a sentirme la más infeliz en cuestión de minutos. Lo que me pasa no se puede explicar simplemente se siente, es una especie de conjunción de cositas en la panza y ganas de llorar, si, llorar hasta quedar sin más lágrimas, llorar por cosas que a los demás no les va ni les viene, pero a mi eso me duele, y yo ya no sé qué más hacer para aprender de una buena vez que el amor no es para mi.

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